Ángel Pestaña

 

He aquí cómo Fernando J. Almeida – “Ángel Pestaña (1886-1937)”, A Batalha, Lisboa, mayo-junio de 2006 – presenta la figura de Ángel Pestaña: “Desde muy joven Pestaña se dedicó completamente a la defensa de la causa obrera, siguiendo las ideas anarco-comunistas de Kropotkin. Al principio, en Sestao (País Vasco), será detenido por primera vez, hasta salir en libertad condicional y huir de España para ir exiliado a Francia y a Argelia. Volverá al acabar la primera guerra mundial, desembarcando en Barcelona en agosto de 1914. En esta ciudad fue redactor de Tierra y Libertad, y de Solidaridad Obrera, de la que será administrador cuando se convertirá en diario. En 1915 va a El Ferrol, donde formará parte del Ateneo Sindicalista y participará en el Congreso Internacional de la Paz, prohibido por el gobierno Dato.

Ángel Pestaña fue un formidable dirigente de la CNT, participó activamente en la preparación de la huelga revolucionaria del 13 de agosto de 1917, que unió a CNT y UGT en una jornada de intensa lucha sindical.

Después del Congreso de la CNT de 1919, fue a la Unión Soviética con el fin de recoger informaciones sobre la Tercera Internacional (KOMINTERN), a la cual la CNT había adherido provisionalmente. Sus impresiones sobre la realidad soviética fueron descritas en el ‘Informe de mi estancia en la Unión Soviética’, que fue publicado en 1921 por un retraso causado por una de las muchas reclusiones a las que se vio sometido Pestaña. Este ‘Informe’ llevará a la ruptura de la CNT con el KOMINTERN y a la posterior adhesión de la organización a la AIT en 1922.

En agosto de 1922, Pestaña fue objeto de un atentado en Manresa,  en el que resultó gravemente herido. El atentado es obra del ‘Sindicato Livre’, organización de pistoleros patronales que se movía en el cinturón industrial de Barcelona; las consecuencias minaron para siempre la salud de ‘el Ángel’, causando su muerte prematura.

[…] El 14 de abril de 1931 era proclamada la Segunda República, y Pestaña era una de las figuras más prestigiosas del panorama político español.

[…] El 10 de junio de 1931 se celebró en Madrid el Congreso de la CNT, en el cual se produjo un enfrentamiento entre los moderados, sobre todo Pestaña y Peiró, y los faístas Durruti, García Oliver, Ascaso, Montseny. En agosto fue redactado el ‘Manifiesto de los Treinta’, firmado, entre otros, por Pestaña, que afirmaba: ‘[…] no se puede esperar una Revolución de minorías audaces, sino sólo como un movimiento surgido de las masas populares’.

En 1932, Ángel Pestaña dimitió de su cargo en la Secretaría Nacional de la CNT; en diciembre del mismo año era expulsado del Sindicato Metalmecánico de Barcelona. Formará, con Juan Peiró, los Sindicatos de Oposición o ‘trentistas’ y, más tarde, la Federación Sindicalista Libertaria (FSL).

[…] El 18 de julio de 1936, empezaba la guerra civil. Pestaña, ante esta nueva realidad, decide volver con sus antiguos compañeros de la CNT, donde cubrirá el cargo de Sub-Comisario General de Guerra.

En noviembre de 1936, la CNT-FAI se inserta en el gobierno de la República y Horacio Martínez Prieto, Secretario Nacional de la CNT, propone un ministerio para Pestaña, pero a condición de que el Partido Sindicalista se disuelva. Pestaña no acepta.

[…] Propuesto por Indalecio Prieto para aceptar un puesto de Gobernador, Pestaña lo rechaza una vez más. Ya estaba gravemente enfermo. El 31 de diciembre de 1936, pronuncia en la Unión Radio el famoso discurso ‘Dulces palabras de la victoria’. Tosía mucho.

[…] Vuelve a Barcelona […] donde muere el 11 de diciembre de 1937, a las cinco de la mañana, en los brazos de sus compañeros de partido, Marín Civera, del periódico Mañana, y Josep Robusté.

El cuerpo de ‘el Ángel’ es colocado en una cámara ardiente en la sede del Partido Sindicalista, en la Rambla de los Estudios de Barcelona, donde recibe los primeros homenajes de la gente y de Indalecio Prieto, ministro de la Defensa Nacional, que participó en el funeral el 12 de diciembre representando al gobierno. Acudió una multitud de trabajadores y representaciones del Partido Sindicalista, de Esquerra Republicana de Cataluña, de Acción Catalana, de la UGT y de la CNT. […] En el funeral estaban representadas todas las fuerzas políticas de la República, excepto el Partido Comunista (PCE/PSUC), declaradamente hostil. En el elogio fúnebre, Indalecio Prieto afirmó: ‘Perdemos a un gran hombre’”.